viernes, 2 de diciembre de 2011

El terror en el cine.

El cine de terror bebe de las fuentes de la literatura, las supersticiones y leyendas tradicionales, así como de temores y pesadillas. Por una parte, de la novela de terror, nacida en la segunda mitad del siglo XVIII; por otra, de la tradición oral del cuento de miedo, ampliamente desarrollada en las sociedades rurales de todas las culturas. De aquí, en último término, surgirán los elementos y personajes básicos utilizados en las películas de este género: los vampiros, el hombre lobo, los monstruosfantasmasbrujaszombis, así como las desdichadas réplicas humanas, al estilo de Frankenstein.
El público se siente atraído hacia este tipo de películas precisamente por los estímulos emocionales novedosos e intensos que recibe. Los efectos fisiológicos que experimenta el espectador horrorizado en su butaca incluyen fuertes subidas de adrenalina, con dilatación de pupilas, aceleramiento cardíaco y respiratorio, y sudor frío, todo lo cual por lo común se cierra con un desahogo final, en el cual, de acuerdo con el remate que haya tenido la historia, reinará el consuelo o el desconsuelo.


CLASIFICACIÓN:
  • Las preguntas sobre el más allá y lo desconocido que han generado toda la serie de zombis, momias, fantasmas, vampiros, extraterrestres, etc.
  • El miedo a la tiranía cruel, escenificado, por ejemplo, a través de la relación del Conde Drácula con sus súbditos y víctimas, o bien en la potencia amenazadora de brujos malignos o monstruos, como es el caso de Fu Manchú, King Kong y tantos otros.
  • Lo monstruoso en sí mismo: la aparición de la anormalidad que alarma y atemoriza; tiene su mejor ejemplo en el viejo Frankenstein, y más modernamente, los AlienPredator, etc.
  • La pérdida de identidad y el miedo a la locura, visible en filmes como La invasión de los ladrones de cuerpos (Don Siegel, 1956), donde unos seres ocupan los cuerpos suplantando la personalidad de sus víctimas; El exorcista (William Friedkin, 1973), la posesión de la protagonista por el demonio, o la transformación del Dr. Jekyll en el monstruo Mr. Hyde que anida en su interior, en las muchas versiones cinematográficas que ha tenido esta historia; también, Psicosis, de Alfred Hitchcock.